Vacaciones y ausencias
¿Qué es la incapacidad permanente y qué tipos existen?
¿No sabes qué es la incapacidad permanente? Te explicamos los diferentes grados o tipos que hay para gestionarla en tu plantilla. ¡Léenos!
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¿No sabes qué es la incapacidad permanente? Te explicamos los diferentes grados o tipos que hay para gestionarla en tu plantilla. ¡Léenos!
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Miguel Ángel Díaz
HR Consultant
28 de septiembre, 2023
¿Alguna vez has tenido que gestionar una situación de incapacidad permanente en tu empresa? Cuando esto pasa, el trabajador sufre una disminución de sus capacidades físicas o mentales que le impide realizar su trabajo habitual.
Existen varios grados, desde la incapacidad permanente parcial hasta la gran invalidez. Aunque en muchos casos se pueden hacer adaptaciones para que la persona continúe trabajando, en otros serán necesarios cambios mucho más profundos. También podrás respaldarte en herramientas como nuestro gestor de ausencias.
La incapacidad permanente es un estado en el que se encuentran las personas que han perdido, de forma total o parcial, su capacidad laboral de forma irreversible. En caso de poder seguir trabajando, estos empleados también deben ser dados de alta en la Seguridad Social.
Las causas más comunes son accidentes de tráfico o laborales, enfermedades profesionales y enfermedades comunes graves. Los afectados tienen derecho a recibir una prestación económica, cuyo importe depende del grado de incapacidad, durante el tiempo que dure su situación.
La incapacidad permanente otorga ciertas ventajas como exenciones fiscales o tarifas reducidas. Asimismo, existen programas de formación de empleados y reinserción laboral para quienes conservan la capacidad de trabajar.
Cuando se habla de incapacidad permanente, existen diferentes grados que indican el nivel de afectación que una persona tiene para poder realizar su trabajo. Es importante conocer estos grados, ya que determinan aspectos como la prestación económica que se recibirá.
La incapacidad permanente parcial es compatible con cualquier tipo de trabajo, y se da cuando la persona conserva parte de su capacidad laboral para desempeñar las tareas de su puesto de trabajo habitual. En concreto, el trabajador tiene que haber perdido más del 33% del desempeño laboral.
En este caso, la prestación económica que se recibe es menor que en los otros grados. Consiste en una indemnización a tanto alzado (24 mensualidades de la base reguladora con la que se calculó la incapacidad). Además, el trabajador deberá tributar el IRPF.
La incapacidad permanente total implica la imposibilidad total y permanente para ejercer la profesión habitual del trabajador, pero mantiene la capacidad para desempeñar otras actividades laborales.
Por ese motivo, es compatible con cualquier trabajo, excepto el mismo puesto en la empresa.
La prestación económica que corresponde es del 55% de la base reguladora, aunque puede aumentar en un 20% a partir de los 55 años. En este caso, el trabajador también deberá tributar el IRPF.
La incapacidad permanente absoluta supone la imposibilidad total y permanente para ejercer cualquier actividad laboral.
La prestación económica es del 100% de la base reguladora, y estará exenta de IRPF.
Es el grado que presenta la persona con incapacidad permanente absoluta que, además, necesita la asistencia de terceras personas para los actos más esenciales de la vida.
En este caso, la prestación se calcula aplicando a la base reguladora el porcentaje correspondiente a la incapacidad permanente, con un complemento como incremento. También queda exenta de IRPF.
Conocer estos grados de incapacidad y las prestaciones económicas asociadas a cada uno de ellos es importante para poder solicitar aquella que corresponda en cada situación. Además, es fundamental contar con un buen asesoramiento para gestionar aquellos empleados que aún puedan trabajar.
Si un empleado tiene una incapacidad permanente parcial o total, es posible que pueda seguir trabajando, dependiendo de su condición médica y el tipo de trabajo. En algunos casos, puede necesitar adaptaciones razonables en el lugar de trabajo.
Puedes considerar una jornada a tiempo parcial. O puedes modificar su puesto actual, con horarios de trabajo reducidos, descansos más frecuentes o tareas modificadas.
Deberás hablar con tu empleado sobre sus necesidades y ver qué adaptaciones son posibles. El médico también puede proporcionar documentación sobre cualquier limitación relacionada con el trabajo.
Aunque tener una incapacidad puede ser difícil, tu empleado puede llevar una vida plena y productiva.
La incapacidad permanente suele ser de larga duración, en algunos casos vitalicia. El grado de incapacidad que se reconozca determinará la duración de la prestación.
Esta situación puede revisarse por mejoría, agravación, error de diagnóstico médico o por la realización de trabajos mientras no se llegue a la edad de jubilación.
A los 65 años, la pensión por incapacidad pasa directamente a ser una pensión de jubilación.
Cuanto mayor sea el grado de incapacidad permanente reconocido, mayor será la duración y estabilidad de la prestación. No obstante, en cualquier momento se puede solicitar la revisión del expediente si varía el estado de salud del trabajador.
Las causas de la incapacidad permanente pueden ser variadas, pero las más frecuentes son las siguientes:
En resumen, cualquier condición médica grave, puede provocar una incapacidad permanente si causa un deterioro duradero que afecte a la capacidad para trabajar. En estos casos, puede afectar tanto a las capacidades físicas como mentales.
Una incapacidad permanente conlleva algunas consecuencias importantes:
Como ves, una incapacidad permanente supone ciertos cambios a la hora de gestionar el personal de tu empresa. Deberás adaptarte a esta situación para ofrecer todas las garantías posibles a tus empleados.
Ahora ya sabes cómo funciona la incapacidad permanente y los distintos grados que pueden afectar a tus empleados.
Con Sesame HR, podrás administrar las ausencias de tus empleados con problemas de salud de forma sencilla y efectiva. También te permitirá adaptar procesos como el control horario o la gestión de equipos para una mayor eficiencia laboral.
Establece una buena comunicación con tus empleados para que se conecten con los valores y la cultura de tu empresa en caso de que necesiten teletrabajar desde casa. Tus empleados te lo agradecerán.
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Ricardo López ha forjado una carrera sólida en el ámbito de recursos humanos, destacándose en la administración de nóminas, gestión de relaciones laborales, y asesoramiento en el área de empleo. Su formación académica en derecho laboral y recursos humanos, combinada con su experiencia en empresas como Zeus - Smart Visual Data, Sesame HR, y Grupo Noa's, le ha permitido desarrollar una comprensión integral de la dinámica laboral y la gestión de personal.
Con una experiencia de más de 10 años, ha desarrollado una habilidad probada en la administración de beneficios, la documentación de recursos humanos, y la orientación laboral, Ricardo sigue contribuyendo al desarrollo eficiente y humano de las organizaciones en las que trabaja.